Medellín está experimentando un aumento notable en las temperaturas, una situación que ha comenzado a ser tratada como un problema de salud pública. La ciudad, conocida por su clima templado, enfrenta ahora olas de calor que ponen en riesgo a la población, especialmente a los más vulnerables, como los adultos mayores, los niños y las personas.
Las autoridades sanitarias han emitido alertas y recomendaciones para mitigar los efectos adversos del calor, destacando la importancia de mantenerse hidratado, evitar la exposición prolongada al sol y buscar espacios frescos. Sin embargo, más allá de las medidas inmediatas, este fenómeno pone en evidencia los impactos del cambio climático en la región, lo que exige una respuesta coordinada ya larga.
El calor extremo no solo afecta el bienestar físico de los habitantes, sino que también tiene repercusiones en la calidad del aire, exacerbando la contaminación y aumentando la incidencia de enfermedades respiratorias. Los expertos advierten que, si no se toman efectivas, estos episodios de calor podrían volverse más frecuentes e intensas, afectando la salud y la calidad de vida en la
Este escenario subraya la necesidad de que Medellín adopte políticas de adaptación al cambio climático y fortalezca sus estrategias de salud pública, para proteger a su población frente a este tipo de emergencia.